UN ACERCAMIENTO A LA
LITERATURA Y A LA CULTURA LITERARIA.
Ana Luisa Morán
Basado en el Ensayo de Batista, M. (2011) Cultura
literaria en la comunidad: espacio para el texto en la universidad, en
Contribuciones a las Ciencias
Sociales.
La producción literaria, artística
supone un proceso complejo, original y personal; en ella se integran
intenciones, conocimientos y habilidades adquiridos; sin embargo, el estudio de
los autores, sus obras y contextos, en sus infinitos matices, pueden ser objeto
de investigación, programas de desarrollo y contenidos de la comunicación, en
tanto forman parte de un espacio y tiempo determinados, por lo que posibilitan
el estudio de una etapa o lugar a partir de los elementos, temáticas,
asuntos, enfoques y personajes que se visualizan. La cultura
literaria, por tanto, es sustantiva como medio para la propagación de los
diversos campos promocionales de la cultura al considerarse fundamento de
reflexión ante los distintos temas, géneros, autores, y manifestaciones que
abarcan la literatura.
Ahora bien, el poder analizar y
entender esa creación desde una reflexión precisa, la cual se sustenta con las
múltiples lecturas que puede realizar el lector creador a partir de su acervo
cultural es necesario. Por consiguiente, el estudio de la producción cultural
por manifestaciones, géneros, épocas, figuras, generaciones, estilos y
territorios resulta fundamental no sólo para reconstruir la visión de la
historia artística y literaria, sino como expresión de la vida social en un
período, lugar y circunstancia específica, pues entre las múltiples funciones
del arte literario está la capacidad de recrear la realidad mediante la
vivencia personal, resultado de la experiencia o memoria colectiva de los
grupos con los cuales el artista comparte su existencia.
Una obra de arte presupone emociones,
sentimientos, incluso conceptos sólo al contemplarla o escucharla, porque
representa, en sí misma, además de las ideas y los afectos del autor, el
espíritu de una época; algunas, tienen la extraordinaria virtud de simbolizar
un pueblo.
La literatura, tanto oral como escrita, es reflejo de una sociedad
en su tiempo y espacio, desde sus concepciones filosóficas, históricas,
sociales, culturales; es la manifestación artística que evidencia al hombre en
su tránsito cultural a partir de mostrar al sujeto de múltiples maneras en
correspondencia con los diferentes géneros literarios y estos elementos se
hacen indispensables a través de la apreciación literaria, la cual resulta
elemento sustantivo para adquirir una cultura literaria. Por ende, una obra literaria demuestra, tanto el talento del creador como su formación
humanista y técnica dentro del oficio de escritor; por esa razón contribuye al
desarrollo cultural mediante el aprendizaje de la visión estética y la
incorporación de aficionados como practicantes o público; con ello se conduce a
la construcción de la identidad, la formación del gusto estético, el despliegue
de las capacidades creativas y los lenguajes expresivos, así como se estimula
la participación social de la población en los espacios culturales.
En el transcurso de la vida, a través
de acciones formativas, de influencias especializadas y del intercambio
cultural en grupos, escenarios, contextos diversos, se consolida y da curso a un proceso de aprendizaje que nos
coloca como creador o co-creador, en una u otra esfera del complejo entramado
que constituye la sociedad, mientras también se asume la actitud apreciativa y
crítica ante el objeto literario según hayamos creado herramientas para el
análisis y valoración del mismo. La práctica de lecturas en talleres literarios
u otras reuniones concebidas con fines literarios resulta una forma amena e
instructiva de fomentar y mejorar las producciones literarias que
desarrollan los aficionados a la literatura; estos aficionados se convierten en
escritores en potencia desde los diferentes géneros literarios; es, por tanto,
el taller una vía que permite enriquecer y perfeccionar la obra a través de las
sesiones de lectura, debate y crítica, lo que repercute en pos de ampliar el
espectro literario de un grupo y de un territorio.
La cultura literaria se intensifica a
partir de la promoción literario-cultural dado un conjunto de acciones, que
desde diversas demandas contextuales, se instrumentan en aras de viabilizar el
desarrollo en esta esfera de individuos, grupos y comunidades. De ahí la
importancia que se le atribuye al desarrollo de habilidades lectoras,
interpretación y valoración de textos de manera sistemática, lo que trae
consigo la apreciación literaria en los diversos géneros literarios.
Puede valorarse y comprenderse en qué medida la promoción de las artes
literarias constituye un aspecto fundamental dentro de la cultura literaria
desde la individualidad al grupo, considerando sus prioridades con elementos
tales como la creación, la divulgación, la participación, la crítica, el
público y la labor de instituciones culturales relacionadas con esta
manifestación: se trata de centros del libro, casas de cultura y asociaciones.
No obstante, la actividad crítica
presupone profundos conocimientos del proceso histórico – social en que se
enmarca y se produce la obra literaria, asimismo necesita de experiencias
profesionales y de una formación cultural sólida. De esta manera con la
valoración de la obra artística se precisa la continuidad de la cultura
precedente, la evolución ideológica, logros, dificultades, avances, así como la
afirmación de nuevas realidades. Significa, esencialmente, que la crítica
literaria debe partir del estudio de la obra, no solo con el propósito de
que se conozcan o se visualicen sus logros, deficiencias, cualidades, sino para
precisar la dimensión espacial que ocupa en el proceso de la cultura, así como
los elementos que la hacen distinguible y peculiar, con características que
identifican un período, un grupo, un lugar y que la hacen renovadora en el
género o modalidad para que trascienda o resulte de interés en un grupo
poblacional.
Esta visión de hacer crítica literaria
ayuda a los autores al mejoramiento de su producción literaria, propicia poder
ver desde otras miradas lo que las suyas no han visualizado, lo cual conlleva
al autoanálisis del escritor, y quizás a que estos seleccionen nuevas
propuestas que enriquezcan su creación, en un compromiso franco y ético con sus
lectores y con los propios creadores.
De manera que realizar la crítica como un ejercicio reaccionario, carente de
veracidad, lógica y sentido, donde prime la ironía, el absolutismo, impulsos
pasionales, conjeturas antiestéticas, atenta directamente contra la
crítica; se convierte en referente mediocre para el lector, autor y creadores;
tampoco resulta una crítica eficiente aquella que llene de elogios y más
elogios la obra sin evidenciar un enjuiciamiento certero del texto. Tomando
alguna de estas posiciones la crítica deja de ser un hecho artístico y ético,
que es cualidad necesaria en una verdadera crítica, y en lugar de
resultar una valoración acuciosa para encontrar mejores caminos
literarios hace que estos se cierren.
Se entiende, por tanto, la crítica
literaria, como un estímulo al disfrute por el arte literario, desde una
verdad, una ética y un estudio riguroso textual donde el crítico colabora a un
mejor entendimiento tanto para el lector como para el autor acerca de la obra
que se valora; es una manera de hacer más accesible el texto, de
promocionarlo, de enjuiciarlo y darle una posición dentro de un contexto
cultural socio histórico. Haciendo énfasis en la cultura literaria, en
ocasiones podemos asumir el papel de creadores, mientras que en otras
funcionamos como receptores activos y críticos, capaces de reflexionar, evaluar
y vivenciar sobre una temática o temáticas específicas que posibilitan ampliar
el espectro artístico - literario.
Se reconoce que el proceso de
producción cultural culmina cuando aquellos destinatarios de hechos y productos
culturales reciben, evalúan, interpretan, aprehenden contenidos y sedimentan
mensajes y en este caso, al evaluarse la cultura literaria, habría que agregar
el hecho creativo que logra cada lector en tanto, desde los diversos niveles de
la lectura, que hace del texto, se convierte en un nuevo creador, para el cual
resultan de importancia sustantiva, sus aspiraciones, intereses y horizonte
cultural por el cual ha transitado, conglomerado objetivo y subjetivo que le
posibilita visionar la obra de manera personal. En ese rango es necesario
desarrollar habilidades para la creación y la apreciación literaria, lo cual
resulta importante para comunicarnos con un lector cercano o distante que
necesita entendernos, lo que a veces no puede lograrse con toda efectividad si
no somos capaces de distinguir todas las posibilidades creativas que enmarca un
texto, mientras además se hace indispensable familiarizamos con la cultura
propia del individuo y de la comunidad a la que pertenecemos.
La apreciación literaria
constituye un tema que ha despertado nuevas inquietudes y
motivaciones para desarrollar el gusto estético, satisfacer las demandas
espirituales de las personas y contribuir a la formación del pueblo culto
a que aspira la dirección del país. De manera que, si se logra mediante
la promoción literaria, una motivación acertada, con obras de interés, el
receptor del texto será un promotor de la cultura literaria, incentivando en
este los hábitos de lectura.
La obra literaria se caracteriza por una alta complejidad, dada porque las
necesidades humanas que determinan su creación son infinitas, la ideología de
cada formación social la condiciona y son múltiples los grupos sociales que han
existido, y porque son innumerables los creadores que han colaborado en el
surgimiento del legado cultural de la humanidad.
Ante las posibilidades que brinda la obra es necesario realizar una orientación
en cuanto a las múltiples posibilidades de análisis para su acercamiento, que
permitan abordar todos los aspectos que plantea la obra de forma simultánea,
sin afectar su carácter de unidad visual coherentemente organizada. De ahí que
alrededor de la apreciación literaria se crea un amplio debate en el que
interactúa el origen subjetivo que caracteriza la creación literaria, su matiz
personal, la manera en que el creador resuelve visualmente su respuesta a la
necesidad que generó su acción, la cual debe resultar original, en tanto
evidencia los caracteres socio-políticos e histórico-económicos, que
identifican a la sociedad en la que el artista desarrolla su quehacer, en un
determinado momento del devenir histórico.
La apreciación de una obra literaria
podemos realizarla utilizando como método el acercamiento a su forma y
contenido, a su estudio desde los distintos planos en el análisis textual y
para ello será de gran relevancia el sistema de lecturas que haya realizado el
individuo para apropiarse de habilidades que permitan el entendimiento del
texto, a la vez que crecen las competencias comunicativas. En el acercamiento
multilateral se analiza la literatura como medio de conocimiento, como
expresión ideológica del grupo y como expresión individual. Un elemento que
puede ser decisivo para la mejor comprensión de una determinada obra es el
factor socio-psicocultural, que influye en la expresión específica que el
artista impone a su trabajo, los rasgos, los matices, los estilos, las
peculiaridades que caracterizan la obra de cada creador, todo lo cual explica
la aptitud individual, con la que encara su objetivación formal y conceptual,
influida por la experiencia vital del creador.
Por consiguiente, la cultura literaria
se aprehende en el individuo teniendo en cuenta, sin percatarse apenas de ello,
de las teorías de la lectura a partir de la propuesta que ofrece la llamada
Estética de la recepción, escuela que se ha ocupado de encontrar esencialmente
la relación que existe entre el lector, la época y el texto; en ella se
fundamenta cómo desde el análisis de la experiencia literaria se describe
la recepción y efecto de una obra en el sistema referencial, objetivo de las
expectativas que surge para cada obra en el momento de su aparición, así
como del conocimiento previo del género, de la forma y de la temática de obras
conocidas con anterioridad y del contraste que existe entre lenguaje poético y
lenguaje práctico.
De ahí que la finalidad esencial de la cultura literaria a partir del
encuentro con el texto lleve a tres operaciones básicas, ellas son:
- Informativa
- Cognitiva
- Literaria
y recreativa
La cultura artística y literaria está
relacionada con las intenciones de la política cultural con respecto a la
existencia y consolidación de un lector en potencia, apto para enriquecer su
acervo cultural, ampliar el espectro crítico de los diversos movimientos y
grupos literarios, así como convertirse en un co-creador capaz de dar nuevas
visiones a través de los distintos niveles de la lectura. De todo lo anterior
se desprende que para desarrollar habilidades de lectura, apreciación, crítica
y hasta creación en personas interesadas en la literatura se hace necesario
utilizar procedimientos en pos de apropiarse de las herramientas fundamentales
que enriquecen la percepción del texto y que permiten adquirir una
verdadera cultura literaria, para lo cual resulta interesante, además,
atender las ideas de la estética de la recepción.
El taller de apreciación literaria y
artística propicia, sin dudas, cultura literaria y constituye un tema que ha
despertado nuevas inquietudes y motivaciones para desarrollar el gusto
estético, satisfacer las demandas espirituales de las personas y contribuir a
la formación del pueblo culto a que aspira la dirección del país. La literatura
y la música son parte de la cultura en tanto recrean la realidad a través de
imágenes artísticas que, integradas por las relaciones esenciales de esta
realidad, produce una fuerte vivencia estética. Una creación subjetiva que a la
vez que recrea la realidad, la expresa; y como parte de la cultura moldea el
pensamiento, la imaginación y el comportamiento de los comunitarios. Las habilidades creativas
se fusionan con las de apreciar la literatura escrita por figuras
auténticas y representativas de la literatura de la localidad, entonces se está construyendo y consolidando nuestra
propia cultura, estamos desarrollando la cultura general para hablar
verdaderamente de cultura literaria en interesados acerca de la profundización
del tema, a la vez que siempre es necesario que ese espacio se enriquezca desde
las concepciones ético-estéticas.
Para los autores de la obra resulta de
gran interés escuchar las opiniones emitidas por especialistas, escritores y
otros participantes, en tanto a partir de las valoraciones realizadas se
perfecciona la obra puesto que el autor escuchará las razones dadas por los
participantes, incorporará o eliminará elementos, todo lo cual permite ampliar
la cultura literaria de los distintos participantes y de quienes serán lectores
de estas producciones. Es este un modo de hacer cultura literaria, la cual se
hará realidad cuando el lector sea capaz de consumir múltiple y variada
literatura, en diversos géneros y temáticas, hasta llegar a apropiarse de los
aspectos formales y conceptuales en que pueda presentarse un texto, de manera
que pueda discernir, comprender y producir a partir de su actividad intelectiva
en el arte de leer y discriminar entre textos buenos y malos, informativos,
formativos, reflexivos, culturales, o simplemente recreativos.
Con
la formación de talleres, eventos y espacios literarios, con la publicación de
artículos y ensayos, con la realización de críticas juiciosas crece el nivel
literario. Nuevos caminos se abren en busca de un lector que sepa apreciar, con
un sentido preciso y enriquecedor, el texto. Andamos en su búsqueda,
apoyados por el docente y estamos seguros de que se producirá el
encuentro, porque al existir una interrelación del lector con la época y el
texto, la cultura literaria queda salvada.
BIBLIOGRAFÍA
Bajtin, M. (1986) “Literatura, cultura
y tiempo histórico”. En Textos y Contextos (Selección, traducción y prólogo
Desiderio Navarro) Tomo I. Editorial Arte y Literatura, La Habana.
Bajtin, M. (1986) Problemas literarios y estéticos.
Editorial Arte y literatura, La Habana.
Flaker, A. (1986) “Las
funciones de la obra literaria”. En Textos y Contextos (Selección, traducción
y prólogo Desiderio Navarro) Tomo I. Editorial Arte y Literatura, La Habana,
Henríquez, U. (1979) Invitación a la lectura. Editorial Pueblo
y Educación, La Habana., S Selección de lecturas de metodología de
investigación literaria. MES. La Habana,
Colectivo de autores: Estética de la recepción.