miércoles, 18 de septiembre de 2019

Cultura Literaria y Literatura



UN ACERCAMIENTO A LA LITERATURA Y A LA CULTURA LITERARIA.
Ana Luisa Morán
Basado en el Ensayo de Batista, M. (2011) Cultura literaria en la comunidad: espacio para el texto en la universidad, en Contribuciones a las Ciencias Sociales.

La producción literaria, artística supone un proceso complejo, original y personal; en ella se integran intenciones, conocimientos y habilidades adquiridos; sin embargo, el estudio de los autores, sus obras y contextos, en sus infinitos matices, pueden ser objeto de investigación, programas de desarrollo y contenidos de la comunicación, en tanto forman parte de un espacio y tiempo determinados, por lo que posibilitan el estudio de una etapa o lugar a partir de los elementos, temáticas, asuntos,  enfoques  y personajes que se visualizan. La cultura literaria, por tanto, es sustantiva como medio para la propagación de los diversos campos promocionales de la cultura al considerarse fundamento de reflexión ante los distintos temas, géneros, autores, y manifestaciones que abarcan la literatura.

Ahora bien, el poder analizar y entender esa creación desde una reflexión precisa, la cual se sustenta con las múltiples lecturas que puede realizar el lector creador a partir de su acervo cultural es necesario. Por consiguiente, el estudio de la producción cultural por manifestaciones, géneros, épocas, figuras, generaciones, estilos y territorios resulta fundamental no sólo para reconstruir la visión de la historia artística y literaria, sino como expresión de la vida social en un período, lugar y circunstancia específica, pues entre las múltiples funciones del arte literario está la capacidad de recrear la realidad mediante la vivencia personal, resultado de la experiencia o memoria colectiva de los grupos con los cuales el artista comparte su existencia.
Una obra de arte presupone emociones, sentimientos, incluso conceptos sólo al contemplarla o escucharla, porque representa, en sí misma, además de las ideas y los afectos del autor, el espíritu de una época; algunas, tienen la extraordinaria virtud de simbolizar un pueblo.

 La literatura, tanto oral como escrita, es reflejo de una sociedad en su tiempo y espacio, desde sus concepciones filosóficas, históricas, sociales, culturales; es la manifestación artística que evidencia al hombre en su tránsito cultural a partir de mostrar al sujeto de múltiples maneras en correspondencia con los diferentes géneros literarios y estos elementos se hacen indispensables a través de la apreciación literaria, la cual resulta elemento sustantivo para adquirir una cultura literaria. Por ende, una obra literaria demuestra, tanto el talento del creador como su formación humanista y técnica dentro del oficio de escritor; por esa razón contribuye al desarrollo cultural mediante el aprendizaje de la visión estética y la incorporación de aficionados como practicantes o público; con ello se conduce a la construcción de la identidad, la formación del gusto estético, el despliegue de las capacidades creativas y los lenguajes expresivos, así como se estimula la participación social de la población en los espacios culturales.
En el transcurso de la vida, a través de acciones formativas, de influencias especializadas y del intercambio cultural en grupos, escenarios, contextos diversos, se consolida  y da curso a un proceso de aprendizaje que nos coloca como creador o co-creador, en una u otra esfera del complejo entramado que constituye la sociedad, mientras también se asume la actitud apreciativa y crítica ante el objeto literario según hayamos creado herramientas para el análisis y valoración del mismo. La práctica de lecturas en talleres literarios u otras reuniones concebidas con fines literarios resulta una forma amena e instructiva de fomentar y mejorar las producciones literarias  que desarrollan los aficionados a la literatura; estos aficionados se convierten en escritores en potencia desde los diferentes géneros literarios; es, por tanto, el taller una vía que permite enriquecer y perfeccionar la obra a través de las sesiones de lectura, debate y crítica, lo que repercute en pos de ampliar el espectro literario de un grupo y de un territorio.

La cultura literaria se intensifica a partir de la promoción literario-cultural dado un conjunto de acciones, que desde diversas demandas contextuales, se instrumentan en aras de viabilizar el desarrollo en esta esfera de individuos, grupos y comunidades. De ahí la importancia que se le atribuye al desarrollo de habilidades lectoras, interpretación y valoración de textos de manera sistemática, lo que trae consigo  la apreciación literaria en los diversos géneros literarios.
Puede valorarse y comprenderse en qué medida la promoción de las artes literarias constituye un aspecto fundamental dentro de la cultura literaria desde la individualidad al grupo, considerando sus prioridades con elementos tales como la creación, la divulgación, la participación, la crítica, el público y la labor de instituciones culturales relacionadas con esta manifestación: se trata de centros del libro, casas de cultura y asociaciones.

No obstante, la actividad crítica presupone profundos conocimientos del proceso histórico – social en que se enmarca y se produce la obra literaria, asimismo necesita de experiencias profesionales y de una formación cultural sólida. De esta manera con la valoración de la obra artística se precisa la continuidad de la cultura precedente, la evolución ideológica, logros, dificultades, avances, así como la afirmación de nuevas realidades. Significa, esencialmente, que la crítica literaria debe partir del estudio  de la obra, no solo con el propósito de que se conozcan o se visualicen sus logros, deficiencias, cualidades, sino para precisar la dimensión espacial que ocupa en el proceso de la cultura, así como los elementos que la hacen distinguible y peculiar, con características que identifican un período, un grupo, un lugar y que la hacen renovadora en el género o modalidad para que trascienda o resulte de interés en un grupo poblacional.
Esta visión de hacer crítica literaria ayuda a los autores al mejoramiento de su producción literaria, propicia poder ver desde otras miradas lo que las suyas no han visualizado, lo cual conlleva al autoanálisis del escritor, y quizás a que estos seleccionen  nuevas propuestas que enriquezcan su creación, en un compromiso franco y ético con sus lectores y con los propios creadores.
De manera que realizar la crítica como un ejercicio reaccionario, carente de veracidad, lógica y sentido, donde prime la ironía, el absolutismo, impulsos pasionales, conjeturas antiestéticas, atenta directamente contra la  crítica; se convierte en referente mediocre para el lector, autor y creadores; tampoco resulta  una crítica eficiente aquella que llene de elogios y más elogios la obra sin evidenciar un enjuiciamiento certero del texto. Tomando alguna de estas posiciones la crítica deja de ser un hecho artístico y ético, que es cualidad necesaria en una verdadera crítica, y en lugar de resultar  una valoración acuciosa para encontrar mejores caminos literarios hace que estos se cierren.

Se entiende, por tanto, la crítica literaria, como un estímulo al disfrute por el arte literario, desde una verdad, una ética y un estudio riguroso textual donde el crítico colabora a un mejor entendimiento tanto para el lector como para el autor acerca de la obra que se valora;  es una manera de hacer más accesible el texto, de promocionarlo, de enjuiciarlo y darle una posición dentro de un contexto cultural socio histórico. Haciendo énfasis en la cultura literaria, en ocasiones podemos asumir el papel de creadores, mientras que en otras funcionamos como receptores activos y críticos, capaces de reflexionar, evaluar y vivenciar sobre una temática o temáticas específicas que posibilitan ampliar el espectro artístico - literario.

Se reconoce que el proceso de producción cultural culmina cuando aquellos destinatarios de hechos y productos culturales reciben, evalúan, interpretan, aprehenden contenidos y sedimentan mensajes y en este caso, al evaluarse la cultura literaria, habría que agregar el hecho creativo que logra cada lector en tanto, desde los diversos niveles de la lectura, que hace del texto, se convierte en un nuevo creador, para el cual resultan de importancia sustantiva, sus aspiraciones, intereses y horizonte cultural por el cual ha transitado, conglomerado objetivo y subjetivo que le posibilita visionar la obra de manera personal. En ese rango es necesario desarrollar habilidades para la creación y la apreciación literaria, lo cual resulta importante para comunicarnos con un lector cercano o distante que necesita entendernos, lo que a veces no puede lograrse con toda efectividad si no somos capaces de distinguir todas las posibilidades creativas que enmarca un texto, mientras además se hace indispensable familiarizamos con la cultura propia del individuo y de la comunidad a la que pertenecemos.
La apreciación  literaria constituye un tema  que ha despertado  nuevas inquietudes y motivaciones para desarrollar el gusto estético, satisfacer las demandas espirituales de las personas y contribuir a la formación  del pueblo culto a que aspira la  dirección del país. De manera que, si se logra mediante la promoción literaria, una motivación acertada, con obras de interés, el  receptor del texto será un promotor de la cultura literaria, incentivando en este los hábitos de lectura.
La obra literaria se caracteriza por una alta complejidad, dada porque las necesidades humanas que determinan su creación son infinitas, la ideología de cada formación social la condiciona y son múltiples los grupos sociales que han existido, y porque son innumerables los creadores que han colaborado en el surgimiento del legado cultural de la humanidad.

Ante las posibilidades que brinda la obra es necesario realizar una orientación en cuanto a las múltiples posibilidades de análisis para su acercamiento, que permitan abordar todos los aspectos que plantea la obra de forma simultánea, sin afectar su carácter de unidad visual coherentemente organizada. De ahí que alrededor de la apreciación literaria se crea un amplio debate en el que interactúa el origen subjetivo que caracteriza la creación literaria, su matiz personal, la manera en que el creador resuelve visualmente su respuesta a la necesidad que generó su acción, la cual debe resultar original, en tanto evidencia los caracteres socio-políticos e histórico-económicos, que identifican a la sociedad en la que el artista desarrolla su quehacer, en un determinado momento del devenir histórico.

La apreciación de una obra literaria podemos realizarla utilizando como método el acercamiento a su forma y contenido, a su estudio desde los distintos planos en el análisis textual y para ello será de gran relevancia el sistema de lecturas que haya realizado el individuo para apropiarse de habilidades que permitan el entendimiento del texto, a la vez que crecen las competencias comunicativas. En el acercamiento multilateral se analiza la literatura como medio de conocimiento, como expresión ideológica del grupo y como expresión individual. Un elemento que puede ser decisivo para la mejor comprensión de una determinada obra es el factor socio-psicocultural, que influye en la expresión específica  que el artista impone a su trabajo, los rasgos, los matices, los estilos, las peculiaridades que caracterizan la obra de cada creador, todo lo cual explica la aptitud individual, con la que encara su objetivación formal y conceptual, influida por la experiencia vital del creador.

Por consiguiente, la cultura literaria se aprehende en el individuo teniendo en cuenta, sin percatarse apenas de ello, de las teorías de la lectura a partir de la propuesta que ofrece la llamada Estética de la recepción, escuela que se ha ocupado de encontrar esencialmente la relación que existe entre el lector, la época y el texto; en ella se fundamenta cómo desde el análisis de la experiencia literaria  se describe la recepción y efecto de una obra en el sistema referencial, objetivo de las expectativas que surge para cada obra en el momento de su aparición,  así como del conocimiento previo del género, de la forma y de la temática de obras conocidas con anterioridad y del contraste que existe entre lenguaje poético y lenguaje práctico.
De ahí que la finalidad esencial de la cultura literaria  a partir del encuentro con el texto lleve  a tres operaciones básicas, ellas son:
  1. Informativa
  2. Cognitiva
  3. Literaria y recreativa
La cultura artística y literaria está relacionada con las intenciones de la política cultural con respecto a la existencia y consolidación de un lector en potencia, apto para enriquecer su acervo cultural, ampliar el espectro crítico de los diversos movimientos y grupos literarios, así como convertirse en un co-creador capaz de dar nuevas visiones a través de los distintos niveles de la lectura. De todo lo anterior se desprende que para desarrollar habilidades de lectura, apreciación, crítica y hasta creación en personas interesadas en la literatura se hace necesario utilizar procedimientos en pos de apropiarse de las herramientas fundamentales que enriquecen la percepción  del texto y que permiten adquirir una verdadera cultura literaria, para lo cual resulta interesante, además,  atender las ideas de la estética de la recepción.

El taller de apreciación literaria y artística propicia, sin dudas, cultura literaria y constituye un tema que ha despertado nuevas inquietudes y motivaciones para desarrollar el gusto estético, satisfacer las demandas espirituales de las personas y contribuir a la formación del pueblo culto a que aspira la dirección del país. La literatura y la música son parte de la cultura en tanto recrean la realidad a través de imágenes artísticas que, integradas por las relaciones esenciales de esta realidad, produce una fuerte vivencia estética. Una creación subjetiva que a la vez que recrea la realidad, la expresa; y como parte de la cultura moldea el pensamiento, la imaginación y el comportamiento de los comunitarios. Las  habilidades creativas  se fusionan con las de apreciar la literatura escrita por  figuras auténticas y representativas de la literatura de la localidad, entonces  se está construyendo y consolidando nuestra propia cultura, estamos desarrollando la cultura general para hablar verdaderamente de cultura literaria en interesados acerca de la profundización del tema, a la vez que siempre es necesario que ese espacio se enriquezca desde las concepciones ético-estéticas. 

Para los autores de la obra resulta de gran interés escuchar las opiniones emitidas por especialistas, escritores y otros participantes, en tanto a partir de las valoraciones realizadas se perfecciona la obra puesto que el autor escuchará las razones dadas por los participantes, incorporará o eliminará elementos, todo lo cual permite ampliar la cultura literaria de los distintos participantes y de quienes serán lectores de estas producciones. Es este un modo de hacer cultura literaria, la cual se hará realidad cuando el lector sea capaz de consumir múltiple y variada literatura, en diversos géneros y temáticas, hasta llegar a apropiarse de los aspectos formales y conceptuales en que pueda presentarse un texto, de manera que pueda discernir, comprender y producir a partir de su actividad intelectiva en el arte de leer y discriminar entre textos buenos y malos, informativos, formativos, reflexivos, culturales, o simplemente recreativos.

 Con la formación de talleres, eventos y espacios literarios, con la publicación de artículos y ensayos, con la realización de críticas juiciosas crece el nivel literario. Nuevos caminos se abren en busca de un lector que sepa apreciar, con un sentido preciso y enriquecedor, el texto. Andamos en su búsqueda,  apoyados por el docente y estamos seguros de que se producirá el encuentro, porque al existir una interrelación del lector con la época y el texto, la cultura literaria queda salvada.

BIBLIOGRAFÍA
Bajtin
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Bajtin, M. (1986) Problemas literarios y estéticos. Editorial Arte y literatura, La Habana.
Flaker, A.  (1986) “Las funciones de la obra literaria”. En Textos y Contextos (Selección, traducción y prólogo Desiderio Navarro) Tomo I. Editorial Arte y Literatura, La Habana,
Henríquez, U. (1979) Invitación a la lectura. Editorial Pueblo y Educación, La Habana., S Selección de lecturas de metodología de investigación literaria. MES. La Habana,
Colectivo de autores: Estética de la recepción.


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