Un encuentro con el enigma homérico...
Ana Luisa Morán
Homero (en griego
antiguo Ὅμηρος Hómēros; c. siglo
VIII a. C.) es el nombre dado al aedo griego antiguo a quien tradicionalmente se le atribuye la
autoría de las principales poesías épicas griegas —la Ilíada y
la Odisea—. Desde el período
helenístico se ha cuestionado si el autor
de ambas obras épicas fue la misma persona; sin embargo, antes no solo no
existían estas dudas sino que la Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos reales.
Es el pilar sobre el que se apoya la épica grecolatina y,
por ende, la literatura occidental.
Biografía
del escritor
En la figura
de Homero confluyen realidad y leyenda. La tradición sostenía que Homero era ciego y varios reclamaban ser su lugar de nacimiento:
Quíos, Salamina, Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Pilos, Cumas e Itaca.
ITACA
El Himno
homérico a
Apolo delio menciona
«que es un ciego que reside en Quíos, la rocosa». El poeta lírico Simónides
de Amorgos atribuye
al «hombre de Quíos» el siguiente verso de la Ilíada, «¿Por qué me
preguntas mi linaje? Como el linaje de las hojas soy», convertido en proverbio en la época clásica de
Luciano de Samósata dice
que fue un babilonio enviado a Grecia como rehén, (griego
antiguo ὅμηρος, homêros),
y de ahí su nombre.
(Pausanias transmite una tradición de los chipriotas, quienes también reclamaban
para sí a Homero:
Dicen que
Temisto, una mujer del lugar, era su madre, y que Euclo profetizó el
nacimiento de Homero en estos versos:
Y entonces en la costera Chipre
existirá un gran cantor,
al que dará a luz Temisto en el
campo,4
divina entre las mujeres,
un cantor muy ilustre lejos de la
muy rica Salamina.5
Dejando Chipre mojado y llevado
por las olas,
Cantando él solo el primero las
glorias de la espaciosa Hélade
Será inmortal por siempre y no
conocerá la vejez
Pausanias, Descripción de Grecia x.24.3.
Sin embargo, también se conserva el siguiente epigrama, atribuido al poeta
helenístico Alceo de Mesene, en el que Homero protesta sobre su origen salaminio, y niega que se erigiera una estatua
suya en esta ciudad y que su padre fuera un tal Demágoras:
Ni aunque
el martillo surgir como Homero de oro me hiciera entre rayos flameantes de
Zeus, soy ni seré salaminio ni el hijo de Meles lo será de Demágoras; ¡tal la
Hélade lo vea! Con otro poeta probad; y mis versos vosotros a los Helenos,
Musas y Quíos, cantadlos.
Acerca del lugar donde murió, existe una tradición
atestiguada al menos desde el siglo V a. C. de que se produjo en la isla
de Íos.
Pausanias recoge esta tradición y habla sobre una
estatua de Homero que vio y un oráculo que leyó, en el Templo de Apolo en Delfos:
Puedes ver también [en el pronaos del Templo de Apolo de Delfos] una estatua de
bronce de Homero sobre una estela y en ella leerás el oráculo que dicen que
tuvo Homero:
Dichoso e infortunado, pues
naciste para cambiar cosas,
Buscas una patria. Tienes una
tierra natal, pero no una patria.
La isla de Íos es la
patria de tu madre, que cuando mueras te recibirá. Pero vigila el enigma: de
los jóvenes muchachos.
Pausanias, op. cit..
x. 24.
Además señala que:
Los de
Íos enseñan también un sepulcro de Homero en la isla y en otro lugar uno
de Clímene, y dicen que Clímene era la madre de Homero.
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