Ana Luisa Morán
Como se ha comentado en
temas anteriores, la literatura es una
de las manifestaciones artísticas, estas obras se presentan mediante géneros
distintos: novela, teatro, poesía y una gran variedad de subgéneros. Entre esos
subgéneros se presenta la crítica literaria. Este subgénero es también una
forma de creación que consiste en el análisis y valoración de una obra. Quien
realiza esta actividad es un crítico literario y normalmente está especializado
en un género en particular (poesía, teatro, narrativa).
Este tipo de actividad
aparece con frecuencia en los medios de comunicación (revistas, prensa, algunos
textos) y
sirve como referencia a los lectores para que tengan una opinión formada antes
de leer una obra concreta. Hay algunas revistas especializadas que igualmente
realizan esta modalidad de análisis.
No
hay un modelo único de crítica literaria. En ocasiones, el enfoque tiene un
carácter metodológico y se estudia una obra desde un punto de vista técnico y
analítico. Por el contrario, existe el enfoque más subjetivo, en el que un
crítico da a conocer su opinión personal en relación con la creación literaria
de un autor.
Normalmente, el crítico es alguien con una formación
cualificada: un filólogo, un historiador de la literatura, un estudioso de
algún ámbito del mundo literario o un periodista especializado; La idea de
crítica literaria es extensible a otras actividades artísticas: cine, arte o
danza. En cualquiera de sus modalidades, el profesional de la crítica juega un papel
clave, ya que puede facilitar el éxito o provocar el fracaso con sus
valoraciones. Su principal función es profundizar en una obra. Para ello,
necesita comprender su contexto histórico, la vida y las circunstancias del
autor, el movimiento al que pertenece y las corrientes creativas que le puedan
influir. Con estos y otros elementos es posible desmenuzar una novela, una
comedia o un poemario. El resultado de la crítica es especialmente útil para
conocer todos los elementos que conforman la creación literaria.
Se podría decir que el
crítico literario es como un espectador cualificado que cuenta algo sobre lo
que otros cuentan. En los últimos años, la función clásica de la crítica
literaria ha cambiado sustancialmente. Han aparecido redes sociales literarias
y es posible interactuar en ellas ofreciendo una opinión más o menos
fundamentada, en este sentido, vale la pena subrayar que todo crítico tiene una
opinión pero no todas las opiniones son una crítica con validez literaria.
García Berrío y Hernández (2006) conciben la crítica
literaria en un sentido
extenso, cercano a la tradición anglosajona, como reflexión, pensamiento sobre
la Literatura, que asume las aportaciones de la Teoría de la Literatura y se
iguala a la Ciencia de la Literatura. Tal consideración amplia de la Crítica
Literaria entiende que el acceso crítico a los textos literarios debe unir el
nivel de estudio habitual lingüístico-expresivo al nivel psicológico (lógico,
imaginativo y sentimental), como se concibió en la Antigüedad clásica, con el
fin de extraer observaciones generales aplicables al texto individual y de
nutrir la “institución literaria como sistema”.
El
texto propone abordar la crítica desde dos ángulos: “Expresividad: crítica de
la forma exterior” y “Poeticidad: crítica de la forma interior”, es decir, el
material expresivo-verbal y el material ético-sentimental del texto. Por
supuesto, el texto literario es resultado de un proceso complejo, no puede
reducirse a inocentes simplificaciones. Un estudio crítico acertado debe dar
cuenta de su peculiar constitución lingüístico-expresiva, semiótica,
comunicativa, psicológica, sociológica, histórica, cultural y estética. Los
conceptos de literariedad y Poeticidad expresan precisamente que el lenguaje
artístico-literario es susceptible de distintos grados de especificidad,
apuntan la valoración anticipada de los aspectos expresivo-formales y a la
valoración imprevisible de la calidad estética debida a factores sociológicos,
antropológicos, imaginarios o sentimentales.
Los
autores señalan que la Crítica no puede, por supuesto, prescindir de los logros
lingüístico-expresivos de las escuelas formalistas del siglo XX o de la
Retórica clásica y además debe perfeccionarse con los frutos de la psicocrítica
actual. Su tarea más urgente es establecer las estrategias que ilustren las
condiciones de comunicación entre la estructura material del texto y la de su
constitución psicológica, imaginaria y sentimental, proyectada.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
García , A. y Hernández, T.
(2006) Crítica literaria (Iniciación
al estudio de la literatura) Madrid: Ediciones Cátedra.
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